Inicio

Los estudios históricos están centrados en los testimonios del pasado. Por ello, son distintos de otros debido a que la aproximación al objeto de estudio se verifica principalmente a través de fuentes primarias, que pueden ser “documentos manuscritos o impresos, monumentos, vestigios materiales, imágenes, grabaciones de radio y filmográficas, y todo tipo de registro” (Salmerón y Suárez, 2013) respecto de aquello que ofrezca un acercamiento a determinado suceso del pasado. Al ser, en cierto sentido, la más amplia de las disciplinas, ya que tiene incumbencia sobre todas las demás -historia de la ciencia, de la economía, del arte, de la literatura y de las ideas-, supone la utilización de una gran variedad de recursos para reconstruir el pasado de la experiencia humana (Walker, 2000, p. 298).

Al hablar de los modos en que se ha estudiado la historia, Peter Burke (2003) menciona por un lado, una historia tradicional, centrada en la narración de acontecimientos vistos “desde arriba”, es decir, enfocada en el estudio de grandes personajes y sus hazañas, y por otro lado, la nueva historia, dedicada al análisis de estructuras. Según este autor, la nueva historia presta atención a los puntos de vista de la gente común respecto de su propio pasado.

Independientemente de la manera en que se hace historia, interesa a este apartado mencionar los pasos que Ciro Cardoso (2000) recomienda seguir en el método histórico de investigación.

  • Planteamiento del problema: selección y delimitación del tema. En este paso es primordial decidir qué criterios ayudarán a seleccionar el tema. Estos son:
    1° Criterio de relevancia: Responde a la pregunta ¿para qué sirve la historia? Puede responderse a esta cuestión a partir de dos perspectivas: la primera, que se refiere a lo que la historia tiene que contar, a la importancia de conocer los elementos que ayudan a comprender las estructuras sociales vigentes. La segunda, que los procesos históricos contribuyen al entendimiento de las leyes dinámicas y estructurales de la sociedad. Aunado a lo anterior, debe considerarse también la relevancia científica del tema a investigar.
    2° Criterio de viabilidad. Este criterio se refiere a la consideración de factores como: 1) Existencia y disponibilidad de los recursos documentales necesarios para la investigación. 2) Recursos humanos y materiales. 3) El tiempo disponible para llevar a cabo el proyecto.
    3° Criterio de originalidad. La investigación histórica debe ayudar a resolver posibles lagunas del conocimiento y ser una contribución al conocimiento de la ciencia histórica.
    4° Criterio del interés personal. La investigación exige altos grados de curiosidad, gusto y pasión por el tema de parte del investigador. Por ello es recomendable que el tema seleccionado sea de total interés para quien investiga, pues con esto se podrá asegurar mayor empeño en la consecución del trabajo.

    Una vez seleccionado el tema, conviene delimitarlo a partir de los criterios que Cardoso (2000) retoma de Pierre Vilar (1973) referentes a la delimitación del espacio geográfico:

    1° Criterio del espacio: Que hace referencia a seleccionar un universo de análisis que posea homogeneidad geográfica.

    2° Criterio temporal: Es necesario delimitar el trabajo mediante el establecimiento de un corte temporal que englobe el proceso.

    3° Al ser necesaria la homogeneidad de las fuentes, es importante establecer un marco institucional sólido.

    Los investigadores novatos deben resistir la tentación de investigar temas bastante amplios y complejos que están fuera de sus posibilidades reales.

  • Construcción del marco teórico. Invención y formulación de hipótesis.

    Antes de plantear las hipótesis, es necesario ordenar los datos con que se cuenta hasta el momento y valorar la disponibilidad de información que se tendrá para llevar a cabo el trabajo.

    Las hipótesis deben ser concisas, considerando cambios cualitativos y cuantitativos que puedan constatarse en un lapso de tiempo determinado, bajo la premisa de que “las sociedades humanas no son un amasijo de elementos, sino totalidades organizadas” (Cardoso, 2000, p. 170). Por otro lado, es importante considerar que el planteamiento de las hipótesis determinará el tipo de métodos y técnicas a utilizar en la recolección de información.

  • El proyecto de investigación.

    Es importante que el proyecto describa la relevancia y la viabilidad de lo que se pretende investigar. Cardoso (2000, p. 171) indica que debe contener:

    • Tema. Planteamiento, delimitación (en el tiempo, el espacio y como universo de análisis) y justificación.
    • Objetivos del proyecto.
    • Especificación del marco teórico (Debido a que en este apartado se hace referencia sólo al proyecto de investigación, el marco teórico se considerará como preliminar, pues será necesario modificarlo conforme se avance en la elaboración del estudio).
    • Formulación de hipótesis
    • Tipología de las fuentes que serán utilizadas y elecciones técnico-metodológicas.
    • Cronograma
    • Bibliografía.
  • Recolección de datos

    Ciro Cardoso (2000) señala que la investigación histórica conserva básicamente el mismo modelo general para la recolección de datos que las ciencias experimentales. Sin embargo, debido a que en la mayoría de los casos es necesario inferir los hechos y procesos a partir de lo que la documentación disponible ofrece, las fuentes representan un papel primordial, pues a partir de ellas se llevará a cabo el análisis y procesamiento de los datos.

    Los datos se pueden clasificar en tres modos distintos. Walker (2000) menciona que los estudios históricos clasifican tres tipos de materiales:

    • Las fuentes primarias generadas por los propios sucesos.
    • Las fuentes secundarias (libros y artículos producidos por historiadores que estudiaron los materiales primarios).
    • Las fuentes terciarias (artículos de enciclopedias, libros de texto o historias populares basadas en las fuentes secundarias).

    De todos ellas, los que más deben interesar al historiador son las fuentes primarias, en cuya recolección pueden presentarse problemas como:

    • La localización de los acervos documentales.
    • Dispersión y pérdida de tiempo.
    • Organización ineficiente de los materiales encontrados (Cardoso, 2000, p. 176).

    Afortunadamente, el avance en las tecnologías ofrece al historiador software especializado para la clasificación y organización sistemática de información. Un ejemplo de ello es el software FileMaker, que permite elaborar plantillas de clasificación de datos acordes con las necesidades de cada investigador.

  • Análisis y procesamiento de los datos

    Aunque esta fase necesita también de la utilización de software especializado en la sistematización de bases de datos, el análisis de la información requiere de la utilización de procedimientos hermenéuticos que permitan la interpretación de las fuentes encontradas y la aproximación a los procesos estudiados. A menudo -señala Cardoso (2000)- esta etapa se realiza simultáneamente con la anterior, aunque el orden lógico indique que es consecutiva. Es en esta fase donde se procede a la interpretación, análisis y crítica de la información.

  • Síntesis y redacción

    La síntesis representa la fase final del trabajo, donde se integran los niveles teórico y empírico de la investigación (Cardoso, 2000). En términos generales, esta fase suele estar influenciada por a) la cultura histórica del investigador, b) el marco teórico del que se parte y al que se vuelve al final de la investigación, c) las concepciones acerca de la temporalidad, el manejo de la categoría espacio, sin la cual se corre el riesgo de hacer construcciones espaciales inadecuadas, sin justificación suficiente, d) los conceptos clasificatorios y ordenadores del conocimiento, que conducen a la elaboración de tipologías (Cardoso, 2000, p. 187-188).

    Es importante recordar que, para darle cientificidad a los estudios históricos no basta con afirmar cosas, es necesario comprobarlas a partir de lo que los historiadores llaman aparato de erudición: a) lista de fuentes y bibliografía, b) notas al calce y c) anexos y piezas justificativas. Cabe aclarar que, en función del tipo de investigación se incluirán entrevistas, recolección de tradición oral, fuentes arqueológicas e iconográficas, etc. (Cardoso, 2000, p. 190).

Referencias

Cardoso, C. (2000). Introducción al trabajo de la investigación histórica. Conocimiento, método e historia. (5 ed). Barcelona: Grijalbo. Burke, P. (Coord.) (2003). Formas de hacer historia. (José Luis Gil, Francisco Martín Arribas, trads.). España: Alianza Ensayo (Trabajo original publicado en 1993). Walker, M. (2000). Cómo escribir trabajos de investigación (José A. Álvarez, trad.). España: Gedisa.

Elaborado por: ARR